¿Es Turquía parte de Europa?

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Encarna Hernández Rodríguez

Su condición de país candidato a engrosar la membresía de la Unión Europea ha levantado ampollas y despertado una polémica sin precedentes en la opinión pública y entre la clase política europea, especialmente en Francia. Para Turquía, miembro de la OTAN e importante aliado de Estados Unidos, además de relevante socio comercial de los europeos, la adhesión a la UE es una cuestión primordial: ya han avisado de que no aceptarán ninguna fórmula que no sea la adhesión.

Pero, ¿de qué depende que Turquía sea por fin aceptada en el club europeo? ¿Es la presencia de los islamistas en el Gobierno un hecho que aleja a Turquía de Europa? ¿Es tan vital la cuestión de la laicidad o la de la identidad cultural y geofísica turca en la construcción del nuevo marco Europeo?

¿Es Turquía parte de Europa? Ésta es la pregunta que planea sobre el centro del debate de la posible adhesión turca a la UE desde que en los años sesenta los Gobiernos europeos comenzaran a ofrecer a Ankara esta posibilidad. Son muchas las figuras de la política comunitaria que han lanzada proclamas “catastrofistas” sobre el ingreso de Turquía como miembro de pleno derecho de la UE, en el sentido de que este hecho acabaría con todas las esperanzas puestas en el proceso de unificación europea en el último medio siglo.

El propio ex presidente de la comisión europea y ex presidente de Francia, Valery Giscard d’Estaing, considera que su adhesión significaría “el fin de Europa”, y ello porque, en definitiva, “Turquía no es un país europeo”.

¿Tiene razón el francés? En parte sí y en parte no. Para empezar, hay que tener en cuenta que la identidad europea integra el componente geográfico y el componente cultural. Como concepto geográfico, Europa nunca ha tenido unas fronteras bien definidas, y prueba de ello son sus límites orientales y occidentales, que han sufrido numerosos cambios a lo largo de la historia.

No hay tampoco que olvidar que el imperio turco llegó hasta las puertas de Viena y que durante su decadencia en el siglo XIX y principios del XX se le consideró “el enfermo de Europa”. Aunque, bien es cierto que el recuerdo que Europa tiene del yugo turco es precisamente el de una histórica “gran potencia enemiga” que sometió de forma brutal los territorios europeos conquistados[1].

En cualquier caso, todavía aceptando que el 57 por ciento de la masa continental del país se encuentra en Asia, donde se concentra el 90 por ciento de su población, el argumento geográfico para descartar a Turquía quedó deslegitimado tras la adhesión de Chipre.

Nos queda entonces el argumento cultural, pero hay que tener en cuenta que la Turquía moderna se fundó sobre el concepto de laicidad y republicanismo francés. El nacionalismo turco y su concepción de la soberanía política “son inseparables de la matriz histórica del nacionalismo europeo”[2].

Para la Europa laica (y también para los defensores de una referencia cristiana en los Tratados comunitarios) la admisión de un país donde el 99 por ciento de la población es musulmana y que está gobernada ahora por un partido islámico supone una traba a tener muy en cuenta.

Sin embargo, hay que apuntar que los turcos viven la religión como un asunto que pertenece más al ámbito individual que comunitario, y mucho menos como una cuestión política. Los musulmanes turcos apoyan el laicismo donde se asienta la República y, hasta el momento, el AKP no ha dado muestras de que su intención sea, a la larga, la de instaurar un Estado fundamentalista. Turquía es un modelo de laicismo, progreso y civilidad para todo el mundo islámico, y ése es el espejo que Occidente desearía para todo el Islam, en concreto para vecinos como Iraq e Irán.

'Türkiye / Turkey' , by: Umit.
'Türkiye / Turkey' , by: Umit.

Europa, como recuerda Jochen Thies, debe dar una respuesta a una “versión turca del Islam” que demostrará, bajo su punto de vista, más que probablemente su viabilidad futura. Y la cuestión, añade el periodista berlinés, afectará también a la configuración de un nuevo contexto de las relaciones euro-mediterráneas, “desde Marruecos hasta Turquía”.

Todas estas cuestiones están en el centro de la controvertida candidatura turca. Aunque, evidentemente, no son las únicas. Habría que revisar criterios económicos, políticos y demográficos. Entre los criterios políticos están en lid la salud de la democracia turca, la libertad de expresión, los derechos de la población kurda y el control civil del Ejército. Sin olvidar el viejo contencioso con Chipre (aunque ya algo suavizado) y el siempre pendiente asunto de la negación del genocidio Armenio.

Los criterios demográficos (los cerca de ochenta millones de turcos) tienen una doble vertiente, o mejor dicho, son vistos como una doble amenaza: por un lado, el hipotético poder del que gozaría Ankara en la toma de decisiones de la UE con el sistema de voto de la mayoría doble; por otro lado, el temor a los flujos migratorios masivos.

En cualquier caso, la candidatura turca no deja indiferente a nadie. Cuestión compleja, como se comprueba, donde las haya. Demasiados puntos de fricción.


[1] THIES, Jochen, “¿En dónde se encuentra Turquía?”, Economía Exterior, n.º 32, Primavera 2005.

[2]CHISLETT, William, “La adhesión de Turquía a la Unión Europea: el momento de la verdad”, 13-12-2004, Documento de Trabajo del RIE n.º 14/2004.

27 comentarios en “¿Es Turquía parte de Europa?

  1. Magnífico escrito que no deja nada en el aire. Toca de forma clara y precisa el tema de Turquia, en mi modesta opinión has escrito una pequeña «obra de arte». Pero bueno es comprensible eres mi jefa y yo tu pelota nº 1.

  2. Efectivamente hay pros y hay contras, pero pienso que en éste tema, teniendo en cuenta como Turquía vive la religión y la politica, seria positivo y estimulante apoyarla. En éste caso hay que ser osados y valientes por lo mucho que está en juego. Yo votaria a favor de que Turquía perteneciera a la Unión Europea. Puedo estar equivocado, pero es lo que pienso.

  3. Quizá todo dependa de cómo se quiera definir finalmente el proyecto europeo ¿qué unión europea queremos? Yo creo que la asociación con Turquía y con el sur del mediterráneo es necesaria, pero de ahí a la adhesión hay un trecho. El problema con Turquía puede que sea más político que otra cosa, si entra en la Unión no va a jugar el mismo papel que Chipre, Bulgaria,etc. Quizá no estamos preparados para eso, para una Turquía con tanto peso en la UE.

  4. Tan complicada es la cuestión que, por mucho que trato de instruirme en el tema, no acabo de tener las ideas claras. En principio, sería partidario de buscar una forma de asociación específica y cuando pasen unos años…

    • Es verdad Emilio, yo también me siento un tanto insegura cuando sale este tema. Lo que apuntas de una asociación específica sería una buena opción.

  5. Tema interesante. Personalmente no veo posible la adhesión de Turquía a la Unión Europea. Demasiadas asignaturas pendientes y comprensibles los temores de los que ya están dentro. Creo que lo más viable es una asociación muy estrecha con la UE sin llegar a la membresía, aunque los turcos insistan en todo o nada.
    http://cubanlad.blogspot.com

    • Es cierto, lo comentaba Emilio más arriba, algún tipo de asociación específica, pero ya han avisado desde Ankara que sólo negociarán la adhesión ¿hablan en serio o van de farol para presionar? Ya lo comprobaremos!

  6. Creo que deben si Turquía consigue cumplir con los objetivos que se les pide para ser candidato a la adhesión no habría problema. Aunque se han echo avances en ese sentido aún están lejos.

    No me parece ético que se utilicen prejuicios para negarle la entrada a un país a la Unión Europea.

  7. Muy interesante este blog, enhorabuena.

    La candidatura turca a la Unión es interesante porque despierta un debate identitario entre los europeos que no se consigue con otras candidaturas.

    Hace unos años, veía factible la pertenencia de Turquía a la Unión Europea, pero tras la ampliación hacia el Este y los problemas que ha supuesto dicha ampliación me parece que debemos frenar las ampliaciones. Las dos últimas han traído la radicalización del Parlamento Europeo, con una abstención en las elecciones de vergüenza además. Tenemos entre nosotros a países que aplican leyes antieuropeas, discriminatorias en múltiples ámbitos como las leyes lingüísticas que hay en Letonia o Eslovaquia, la ley que afecta a la libertad de expresión que ya han aprobado en Lituania, o la que va a perseguir a quienes hablen de homosexualidad, que está en proyecto también en Lituania. El Parlamento Europeo tiene constantemente que ir metiendo en vereda a estos Estados. Otra ampliación hacia países con tanto déficit democrático como estos últimos puede hacer que empecemos a dar pasos hacia atrás en la construcción europea y en el tipo de Europa que queremos.

    Turquía además de todos estos problemas y los añadidos de su población, atraso, opresión del pueblo kurdo… es que tiene ocupado un trozo de nuestro territorio, peor tarjeta de visita imposible. Tampoco es que esté radicalmente en contra, pero primero tendríamos que digerir la última ampliación, y sobre todo tener nuestro modelo de Estado definido. Y que los que se vayan adhiriendo lo hagan a una Unión convencida de lo que es y lo que quiere.

  8. Hola Daniel. Gracias por tu comentario. Me quedo con tu última frase: «sobre todo tener nuestro modelo de Estado definido. Y que los que se vayan adhiriendo lo hagan a una Unión convencida de lo que es y lo que quiere». Estoy de acuerdo, primero definir qué queremos ser, y eso debe aplicarse tb a las ampliaciones, después de las «indigestas» adhesiones de 2007.
    Espero volver a verte por aquí.
    Saludos

  9. Excelente artículo, me quito el sombrero.

    En mi opinión creo que la adhesión de Turquía es un tema del que no se habla lo suficiente. Creo que es el punto más decisivo de la historia moderna de la Unión.
    Si la Unión dice no a Turquía, en el caso de que esta llegue a cumplir los criterios de Copenhague, será el fin de la Unión Europea. Así lo pienso yo. No podemos decir que no a una nación y convertirla en un «socio especial» aduciendo única y exclusivamente a un motivo: que no es cristiandad.
    Turquía es Europa, su Estado es más laico que el español, por ejemplo. Los límites de Europa son culturales; y estos límites, ¿dónde se ponen? ¿En lo que dicta la religión cristiana? ¿O en lo que ha definido la historia y la democracia participativa?
    Pienso que esto es fundamental. Sólo Turquía puede darle, además, a Europa el dinamismo y competitividad que necesita. Es un Estado relativamente «joven», con un camino por explorar, que puede sacarnos del estancamiento en que estamos por causa del envejecimiento de las viejas naciones occidentales que son las que ahora llevan el tren.
    Además, negar la integración a Turquía sólo servirá para una cosa: lanzarla a los brazos de Irán. ¿Queremos un Estado fundamentalista y radical de ochenta millones de habitantes a las puertas de Grecia?
    Creo que eso sería el verdadero fin de Europa.

    Saludos cordiales.

  10. Gracias Javier. Estoy de acuerdo contigo, buscamos una Turquía que sea un faro de democracia, prosperidad…. para el mundo islámico. Muchas gracias. Un abrazo.

  11. Hay un pequeño detalle que no me cuadra, cre que el territorio turco en Europa es el 9% del total, el 91% de territorio turco está en Asia, recuerdo que una chica de Kazajistán me dijo: si dejan entrar a Turquía en la UE con el 10% del territorio, antes va Kazajistán, que tiene el 13%. Chipre ha pertenecido siempre al ámbito europeo, habitada por indoeuropeos disputada con fenicios, ocupada tras las cruzadas, etc, un caso similar al de Malta, solo que con peor final a causa de Turquía y su invasión de la isla. En cuanto a la cultura es más complicado de definir, pero digamos que los expertos aceptan la existencia de unas raíces comunes culturales europeas, el legado de la cultura greco-latina y la herencia cristiana. Como decía Steiner, las dos capitales europeas, Atenas y Jerusalén. turquía tiene una cultura no europea, asíática, musulmana, distinta. Dicho esto, pienso que no ha llegado aún el momento para la integración de Turquía en la UE. El proyecto europeo no se acaba en Europa, tiene una vocación universal, pero primero, los europeos deben encontrarse a sí mismos antes de salir al encuentro de otras culturas. Un saludo, perdón por extenderme y felicidades por el blog, te seguiré.

  12. 1- Todos sabemos donde empieza y donde acaba Europa.
    Por mucho que algunos se empecinen, Europa no acaba en la frontera de Iran o Irak. Seria gracioso ver una Europa haciendo frontera en una de las zonas mas inestables del planeta.

    2- Y gracioso es tambien el motivo que algunos dan para incluir a Turquia en la UE: -«Para que no caiga en manos de los fundamentalistas islamicos o de Iran…»
    Para evitar eso, hay que admitir a Turquia y que las fronteras de Europa lleguen hasta Iran.
    ¡Ayy, si ya lo dijo Gadaffi:

    http://www.minutodigital.com/noticias/2010/08/29/gadafi-el-islam-debe-convertirse-en-la-religion-de-europa/

    3- La democracia tal y como los europeos la conocemos es in-com-pa-ti-ble con el Islam.
    Habria que preguntarle a un turco si estaria dispuesto a renunciar del islam para tener una democracia como la nuestra.
    ¿Estaria dispuesto?

  13. Me opongo hasta que Turquía respete los derechos humanos. No basta con ser el país más democrático del mundo islámico, hay que ser homologable a cualquier otro estado de la unión.

    Debe, entre otras cosas, cesar la invasión de Chipre, reconocer el genocidio armenio de 1904, respetar los derechos humanos…

  14. Hola Encarna, supongo que formas parte del equipo de Internacional de UPyD. Tenemos que cambiar impresiones, pues tanto en el tema turco como en el ruso, creo tener una óptica diferente. Salud compañera.

  15. Los que nos faltaría. Turquía pero sobre todo el Islam tiene que quedarse fuera de Europa, y de occidente ! Consideraba Europa la Europa de los 12 o 14, ahora ya somos los «bastardos» de occidente..

  16. Turquía será parte de Europa cuando le devuelva Trebisonda, Esmirna, Chipre del Norte y Constantinopla a Grecia. Antes NUNCA.

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